domingo, 30 de septiembre de 2012

CUANDO ERA PEQUEÑO...


Cuando era un niño pequeño vivía…
porque tú me hacías vivir.
Cuando era un niño pequeño jugaba…
porque tú me hacías jugar.
Cuando era un niño pequeño reía…
porque tú me hacías reír.
Cuando era un niño pequeño soñaba…
porque tú me hacías soñar.

Todo te lo debía cuando era pequeño:
la vida, la risa, el juego y el sueño.
Tú, madre, sabías conjugar mi minúsculo ser
en la conjugación de cada momento.

Cuando era un niño pequeño mi mundo era hermoso…
porque tú luchabas porque fuera hermoso.
La lluvia nunca me mojaba los cabellos…
porque tú eras a todas horas mi paraguas.
El sol nunca quemó mi nueva piel…
porque tú siempre fuiste mi parasol.
El viento nunca enfrió mis huesos…
porque eras mi perenne paravientos.

De todo me protegiste cuando era pequeño,
de todo: de la lluvia, del sol y del viento.
Tú, madre, lo eras todo para mí,
en el día y en la noche,
en el blanco y en el negro,
en las horas y en los días,
en el acto y el pensamiento.

Conmigo te llevo.
Conmigo te guardo.
Aquí y ahora.
En cada momento.

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