martes, 30 de octubre de 2012

VELAS NEGRAS EN LA NOCHE...


VELAS NEGRAS

Lucen velas negras por el hombre
bajo un denso cielo de cadenas
que se resquebraja en billetes y monedas,
en tormentas de dividendos y primas de riesgo
que estallan en un apocalipsis de plusvalías,
valores, tipos impositivos, balances,
deudas, acciones, hipotecas y créditos.

Dios estudia Economía…
en sus horas libres...
para entender la obra de sus manos.

Y nuestro llanto ya no es llanto, es lluvia,
que hace del océano apenas un charco
donde chapotean palomas negras,
las mismas que avistara Federico
desde la atalaya del capitalismo.

Todo es economía.
¡Todo es economía!
¿Todo es economía?
Podría ser todo economía.
Pero no, no todo es economía.
Lo reafirmo: NO TODO ES ECONOMÍA.
Apenas si es nada.
Pues:
las parturientas siguen gritando,
y los niños siguen jugando;
los obreros siguen obrando;
los médicos siguen sanando
y las enfermeras curando;
quedan hombres,
quedan mujeres,
que siembran el trigo,
ojos que lo ven crecer y espigar;
brazos que trenzan las gavillas
y muelen el grano en el molino;
dedos que amasan y hornean el pan;
quedan manos que lo reparten,
a los pobres, a los ricos,
a todos, a todos… a casi todos.
¡Ay! A casi todos.
El pan nuestro sigue alimentándonos,
de cada día, en cuerpo y espíritu.

¿Ha vencido la Economía de la Muerte?
¡Nunca! ¡Jamás!
Nunca, jamás muere el Amor.
¿Cómo podría morir?
¡Somos fruto de un acto de creación en el Amor!
¡No somos ni seremos nunca un acto de Economía!

¿Amasaré y repartiré el pan de cada día con mis manos?
¿O serán mis manos cambistas de monedas en el templo?