sábado, 19 de enero de 2008

EL BAMBÚ JAPONÉS

Os ofrezco un cuento zen japonés. En realidad, no es un cuento tal como lo entendemos, es una reflexión filosófica que transmite una sabiduría esencial, humana hasta decir basta, aplastante en su sencillez. Resume unas ideas que, ahora mismo, me atraen sobremanera, pero, sobre todo, encierra una secreta esperanza: la esperanza de que mi vida sea, esté siendo, como el bambú japonés. Y no digo más, el protagonismo es del cuento. Es mi intención desarrollarlo narrativamente en cuanto pueda. Un abrazo a todos. Leedlo con atención, especialmente, mis jóvenes alumnos de Year 13 del Cambridge House: fijaos en el bambú japonés, aprended de él, no tengáis prisa en crecer, todo tiene su momento.

"No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!"...
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas estériles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas, la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!
¿Tardó sólo seis semanas en crecer?
No. La verdad es que se tomó siete años para crecer oculto y seis semanas para desarrollarse ante nuestros ojos.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estuvo generando un complejo y extenso sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo. Quizás, por la misma impaciencia, muchos de aquéllos que aspiran a resultados a corto plazo abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta"
.

DANTE REVISITADO

LASCIATE OGNE SPERANZA

Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate
Dante Alighieri, Divina Commedia (Inferno, III, 9)

¿Habéis observado, tal vez,
palabras que son hombres,
que se aman, pero se odian,
que se buscan y se alejan,
se necesitan y se desprecian?

¿Cómo hacer convivir
a la noche y el día,
si su sentido único y fin
es combatir sin tregua
por los afanosos días
del tiempo de los hombres?

Lasciate ogne speranza.

¿Cómo hallar la armonía
entre el fuego y el agua,
si se retan en duelo eterno
en campos de volcanes
que lame el vaivén del mar
con sus concéntricas aguas?

Lasciate ogne speranza.

¿Cómo firmar un armisticio
entre la paz y la guerra,
humano diálogo de sordos
que mancha y tiñe de rojo,
un rojo que es dolor, pérdida,
nuestra pobre y rota historia?

Lasciate ogne speranza.

¿Cómo lograr un acuerdo
entre el hambre y la opulencia,
cuando la rapiña tiene garras
afiladas de agudo acero
que desgarran las entrañas
de los que mueren en silencio?

Lasciate ogne speranza.

¿Cómo hacer que se entiendan,
de una vez, cuerpo y alma,
si el perenne deseo del uno
es el eterno miedo del otro,
si uno volar libre desea
y otro apenas habita el suelo?

Lasciate ogne speranza.

¿Cómo obtener un pacto
entre la verdad y la mentira,
cuando el veneno de ésta
mata el brillo de aquélla,
que anda tantas veces sola,
tan sola y sin compañía?

Lasciate ogne speranza.

¿Cómo poder sintetizar
humildad y soberbia,
cuando los ojos altivos
observan a los sencillos
como los depredadores
a sus indefensas presas?

Lasciate ogne speranza voi ch'intrate...