lunes, 9 de junio de 2008

SONETO ESPECULAR A MI MADRE, ESPEJO DE MI VIDA

A mi madre, a quien tanto debo, a quien tanto amo.

Día y noche guardo para ti, madre,
el beso más acogedor y cálido
que ofrecerte mi corazón pudiera,

aquél que tú sïempre alimentaste
con tan amorosa voluntad y hálito
que, con mi alma, no pagara tu entrega.

Porque tus blancas lágrimas nutrieron,
lluvia en tenaz sequía, mi sonrisa,
aunque la soledad, ciclo y tormento,
secaba y abrasaba tu alegría.

Tu recuerdo me acompaña perenne,
por siempre irá mi cariño contigo;
y nunca olvidaré, ni tras la muerte,
que nos ha unido un precioso destino.