viernes, 18 de abril de 2008

SIGNO DE NUESTRO TIEMPO

NOSCE TE IPSUM, Γνωθι Σεαυτόν

Anda este mundo,
están ahí, entre nosotros
–para nada os sorprendáis–,
una generación de analfabetos íntimos:
hombres capaces de leer el más abstruso tratado
o la publicación más irrelevante e insustancial,
pero absolutamente incapaces,
pero radicalmente incapaces de leerse ¡a sí mismos!
¡Y deambulan preguntándose por la causa de su infelicidad!
¡Y por las razones de su abisal insatisfacción!
¡Ah! ¡El venerable oráculo de Delfos en el olvido!
Caído en tierra como las ruinas del templo de Apolo,
aquél en que fuera formulada para el oído humano
aquella hermética respuesta de la apolínea pitia,
¡el mejor consejo jamás ofrecido por boca humana!

Es signo de nuestro tiempo:
Leerán el Universo, desconocerán su alma.

lunes, 14 de abril de 2008

OTRA POESÍA AL VIENTO...

TU SONRISA
Sonríes,
y tus sonrisas replican en mi boca,
estrellas sobre el mar, soles en el espejo.
Me gustas cuando sonríes,
porque es tu sonrisa agradecida,
porque ilumina mis oscuros momentos.
Y quiero que sepas
que te quiero porque sonríes,
pues así llevas el albor a todos mis días.
Y es que cuento tus sonrisas
como salvajes perlas a puñados,
sonrisas que huelen a mar,
al mar que el destino me ha dado.
Dulces son tus sonrisas en los ojos
que sedientos estuvieron, ya saciados,
en una saciedad que se renueva
momento a momento.

¡Ofréceme tus sonrisas!
¡Dispararé con ellas mis versos!
¡Deja que sean el arco de mis flechas,
que sean la diana de mis sentimientos!

miércoles, 2 de abril de 2008

PARA TI, SIMPLEMENTE

EN MI NOCHE TE HALLÉ

En mi noche te hallé.
Llegaste como un susurro
que prometía el amanecer.
Creciste sobre un silencio
que era un desierto infinito...
falsamente infinito,
pero así lo percibía.

Yo era una sucesión de días
que clonaban su monotonía
en un sucesión de horizontes
que eran siempre el mismo horizonte.
Y mi alma, deshilachada, bebía
de mediocres charcas sin vida,
sorbía turbias aguas negras
que teñían de negro mi alma.
¡Llegó a faltarme el aliento
como le falta el agua a la tierra!
¡Si tú supieras cuánto aprecio,
cuánto aprecio tu compañía!

Mas, si dudo, tú no dudes:
son mis dudas el alimento
que me fortalece en la prueba.
Por ti mi noche es ya recuerdo,
difusa memoria que ya no temo,
vago temor del que no me acuerdo,
sueño que no he de temer ni puedo.