viernes, 28 de diciembre de 2018

NO ESTÉ TRISTE TU ALMA, HERMANO


No esté triste tu alma, hermano, no esté triste;
giró tu padre un recodo de su camino:
ya no lo puedes ver, mas no lo perdiste.

Sí, se ha ido, aunque te dejó la puerta abierta;
bien lo sabes, así que nunca lo dudes:
él te espera más allá de la hora cierta.

Sigue orgulloso, hermano, sus paternales huellas
(sigue andando, jamás nada te detenga),
marcha con fe y firme decisión tras ellas.

Cava hondo en tu ser y planta en él su memoria;
su vívido y nítido recuerdo será siempre,
sobre la muerte, tu más preciada victoria.

Sé de ese buen hombre sabio un digno reflejo;
sea para ti su acrisolada rectitud de juicio
un modelo, un patrón, un fiel espejo.

Ruego a Dios que bendiga a tu padre y lo acoja
en el seno de su infinita misericordia,
árbol de Amor que nunca pierde su hoja.

No esté triste tu alma, hermano, no esté triste;
giró tu padre un recodo de su camino:
ya no lo puedes ver, mas no lo perdiste.

No esté triste tu alma, hermano, no esté triste...

(A mi hermano Djalil, en honor y memoria de su padre).