martes, 14 de julio de 2009

SONETO MONÓRRIMO DEL ALMA

Porque se lloraba a sí misma mi propia alma,
consumiéndose en aguas estériles y amargas;
porque mi ser entre los dedos se deshilachaba,
deshaciéndose en hilos sin urdimbre ni trama.

Y porque mis ojos ya no veían, sólo palpaban,
cegados por una negrura sin tregua ni calma;
porque desconocía ya por qué camino andaba
y mis pasos carecían de todo rumbo y llegada.

Porque llegaste, no, porque apareciste de la nada,
apenas una muchachita paseando por la playa,
apenas una esponja sedienta de sentirse amada.

Sí, por cada uno de estos mis versos yo te amara,
¡como ama la luz nueva a cada nueva mañana!,
porque eres mi sentido, mi destino, querida Sara.