miércoles, 9 de julio de 2008

REBELIÓN

No dejaré que me vacíen
para llenarme de ecos y reflejos
en un laberinto sin épica.
No harán de mí un cuerpo vacío,
habitado por la desesperanza.
No permitiré que condenen mi alma
a un silencio eterno y muerto.
No daré culto a la muerte,
esa muerte que absolutizan
como meta y fin del camino.
¡No, no, porque no he nacido
ni fui engendrado para la oscuridad!
No conseguirán los nuevos falsos profetas
que me adore a mí mismo,
que me prosterne ante ese falso dios
que han dado en llamar Progreso.
No deseo ni desearé una humanidad
que sea un olimpo pagano de miles de dioses.
No aceptaré que vampiricen mi destino,
que labraré como hombre libre que soy.
Y mis ojos vigilarán mis derechos,
y mis puños defenderán mi libertad,
y mis piernas correrán sin cadenas.
Y nunca repetiré los idiotas mantras
que vomita perenne el Gran Hermano.
¡Lo gritaré con voz de lava y volcán!
¡Alzaré mi palabra sobre la tormenta!
¡No he nacido para la oscuridad!
¡He nacido para habitar la luz!
Porque soy un soplo de Dios
y palpita en mí la eternidad,
porque soy un soplo de amor
y palpita en mí la divinidad.