martes, 6 de julio de 2010

ULISES NOSTÁLGICO / NOSTALGIA DE ULISES

(A todos los que han dejado una parte de sí mismos en el camino).

Contemplo el mar.
Sobre una roca primigenia,
hueso de nuestra madre tierra
olvidado por el padre Deucalión,
contemplo el mar.

El mar que odio y temo.
El mar que amo y respeto.
Y una húmeda nostalgia,
y fría, empapa mi alma.

¡Ah, el mar!
El mar que me une y me separa
de mi patria y mi cuna;
el mar, sucesión de horizontes
que mi mirada no abarca.

¡Robaría los Ojos de Medusa
sólo por volver a verte!
¡Robaría el Vellocino de Oro
por de nuevo recorrerte!

¡Ítaca! ¡Ítaca!
Cómo recuerdo tus playas de piedras,
lecho de agua destilada en turquesas,
y el verdor oscuro de tus olivos,
que el viento volvía en plata.
Sí, mis ojos de sal te han perdido,
¡pero mi memoria aún te guarda!

¡Ítaca! ¡Ítaca!
Desde la lúgubre Troya,
peregrino ligero de equipaje,
he navegado sobre las olas
con el vivo deseo de recobrarte.

Y no valdrán Calipsos ni Circes,
ni infernales cíclopes, ni sirenas
que estorbar mi camino puedan
o impedir que a ti vuelva a unirme.

Mas, ¿cuándo volveré a deleitarme
con el dulce oro líquido de tus vides?
Mas, ¡ay!, soy de la astucia estandarte
y poco me valen mis astutos ardides.

Ya sólo la voluntad me mantiene vivo y leve
para no hundirme en un piélago de negrura,
porque mi firme esperanza de día entreteje
lo que la noche desteje con soberbia premura.

¡Ítaca! ¡Ítaca!
Lleva, viento, rauda mi promesa
al venerable Laertes, mi padre,
al fiel Telémaco, y a su madre,
a Penélope, mi fiel esposa bella.

¡Ítaca! ¡Ítaca!
Aun como mendigo,
tu rey volverá a recobrarte.