miércoles, 3 de agosto de 2011

PARA EN LA MISMA ORILLA NAUFRAGAR

Mi amor, no mires tanto el mar,
desde que el sol abre su palma
hasta que la tarde cae en calma,
o tu alma se empapará de sal.

Mi amor, no escuches tanto el mar,
en su perenne vaivén de olas,
en su suave susurro de caracolas,
o tus oídos de azul se teñirán.

Mi amor, sea nuestro lecho el mar,
amor que es más que dos mitades;
mas, ¿venceremos mil tempestades
para en la misma orilla naufragar?