martes, 4 de marzo de 2008

QUE SU SUFRIMIENTO NO CAIGA EN EL OLVIDO

UN ECO REVERBERA

Un eco reverbera de piedra en piedra,
de monte en monte, de cima en cima,
eco de llantos y agujas, agujas y penas.

Es el dolor punzante de un fracaso:
el fracaso del esclavo en su miseria,
de la mujer opresa por manos viriles
que nunca conocieron la delicadeza,
del niño explotado en fábricas, minas,
despojado de su infancia e inocencia,
del hermano negro vendido, comprado,
por, ¡ay! lobos blancos sin conciencia,
de todo aquel ser humano torturado,
ahogado en los pozos del sufrimiento,
de todo judío consumido por la fiebre
de la pesadilla de la larga noche nazi,
de todos los inocentes masacrados
por la lógica criminal del comunismo,
por el fanatismo radical del terrorismo,
y de tantas víctimas, sí, de tantas guerras
que claman el pago de sus viejas cuentas.

Bien lo ven mis ojos, grabado está en mi cabeza:
transitan los caminos de nuestra humana historia
mudos despojos que a la memoria piden justicia.
¡Para, escucha el llanto de tantos seres que claman
porque fueron despojados de toda su humanidad,
porque fueron despojados de toda su dignidad
porque que fueron despojados de toda grandeza!

¿QUIÉN APAGARÁ SU SED?
¿QUIÉN SACIARÁ SU HAMBRE?
¿POR QUÉ OLVIDAR SU EXISTENCIA?
¿POR QUÉ DESPRECIAR SU ANGUSTIA?
¿POR QUÉ IGNORAR, SEPULTAR SU PENA?

NO SERÁ UN HOMBRE, NO, BIEN LO SABÉIS.
LOS PELDAÑOS NO BAJAN AL INFIERNO,
NO, LOS PELDAÑOS SUBEN AL CIELO.