jueves, 27 de enero de 2011

A JUSEPE, DESDE ESTA ORILLA

(En su memoria)


Ya te fuiste, amigo;
te caíste de la borda
y el barco te dejó atrás;
son las olas testigo
de tu paso por el mar.

Mas queda conmigo
tu recuerdo, agua honda
que he de beber y guardar,
pues si, frío, buscaba abrigo,
cálida fue tu amistad.

Y he de ir contigo
dejando esta vida sorda,
siguiendo tu estela nomás,
para desandar el camino
que no volveré a pisar.

No temo el destino,
ni la muerte que me ronda
y que tras mis pasos va
como lebrel negrestino
que un día me ha de cazar.