lunes, 18 de febrero de 2008

EN UN DÍA DE LLUVIA...

LA LLUVIA EN MI MIRADA
(INTROSPECCIÓN Nº 3)

Hoy ha llovido,
una lluvia fina y persistente.
A través del cristal,
sentía que mi mirada
se volvía líquida,
limpia, pura, transparente.

Desearía ser agua de lluvia,
y descender a la tierra
en caída libre...
sin frenos, sin límites,
y mojar roca, arena y piedra,
en un beso de amor
que es fusión telúrica,
ritual que contempla el tiempo
desde su oscuridad primigenia.

Sí, ser gota de lluvia,
y renovar todos los colores,
y saciar la sed de los campos,
y limpiar la suciedad del mundo,
y empapar la piel de los hombres,
y toda pluma, todo pelo, todo pétalo.

“Antiguo es mi canto;
yo vi nacer al hombre,
desde entonces satisfago su sed,
desde entonces alimento su llanto.
Nazco en el cielo,
a la tierra caigo.
Soy don que mana en ciclo,
ciclo que engendra la vida,
vida que a mi torna
como rueda y salto”.

¡Y cómo me gustaría ser,
de tu canto, una nota!
¡Dejar esta vida humana
para ser toda vida, toda!

Hoy ha llovido, ha llovido
una lluvia fina y persistente,
que aún resuena en mi oído
y aún empapa mi mente.

viernes, 15 de febrero de 2008

NECESITO DECIRLO ALTO Y CLARO...

DICHOSAS SEAN LAS MANOS QUE CURAN

(Dedicado a todas las auténticas enfermeras vocacionales, especialmente a mi hermana María Ángeles, tan querida).

Dichosas sean las manos que curan,
que hacen de nuestro dolor cotidiano
un fantasma impotente que se disipa.

Benditas sean aquéllas que susurran
al oído de todos nuestros enfermos
palabras que tranquilizan, palabras.

Muy dichosa sea la bendita vocación
que ve en cada ser humano que sufre
a un niño o mujer, a un anciano único.

Bendita sea esa sonrisa tan, tan blanca
que limpia, sí, con su sola presencia
esa garra que se agarra a toda carne.

Porque es el dolor nuestro de cada día
un pan amargo de hiel y lágrimas,
enraizado en cuerpo tan imperfecto.

Porque es la soledad el alimento común
de tantos y tantos enfermos que esperan
porque necesitan vuestra fiel compañía.

Porque veo en esas delicadas manos
que sanan herida tras herida, en ellas
veo siempre el amor más humano.

Y quiero gritar:
¡Bienaventuradas sean vuestras manos!
¡Dichosas sean todas las enfermeras
que tratan al débil como a un hermano!

jueves, 14 de febrero de 2008

PARA SARA, PARA TI

Tal vez no la esperaras, tal vez sí, en todo caso, esta poesía es para ti. Espero que te guste tanto como me gusta a mí.

SI ALGUNA VEZ TE PERDIERA...

Si alguna vez te perdiera...
te buscaría en el albor de la mañana,
y en la plenitud del sol al mediodía,
en el arrebol de las nubes al atardecer,
porque la luz siempre, siempre me habla de ti.

Si alguna vez te perdiera...
te buscaría en el frescor nuevo del rocío,
en la verde humedad del humilde musgo,
en glaciares, lagos, mares, océanos y ríos,
porque el agua siempre, siempre me habla de ti.

Si alguna vez te perdiera...
te buscaría en las suaves caricias de la brisa,
en la vibrante, soberbia energía del huracán,
en las invisibles manos que sostienen las alas,
porque el aire siempre, siempre me habla de ti.

Si alguna vez te perdiera...
te buscaría en la viva danza de las llamas,
en el hogar de toda humilde chimenea,
en el ardiente magma de los volcanes,
porque el fuego siempre, siempre me habla de ti.

Si alguna vez te perdiera...
te buscaría en las cumbres de las montañas,
en cada valle, cada otero y cada senda,
en desiertos, estepas, islas y barrancas,
porque la tierra siempre, siempre me habla de ti.

Si alguna vez te perdiera...
te buscaría en toda armonía tejida de acordes,
en todo ritmo, toda medida y todo número,
en las notas que fluyen y fluyen sin final,
porque la música siempre, siempre me habla de ti.

Si alguna vez te perdiera...
te buscaría en el temblor de los segundos,
en el afán de cada uno de nuestros días,
te buscaría en la larga letanía de los siglos,
porque el tiempo siempre, siempre me habla de ti.

Si alguna vez te perdiera...
te buscaría en la quietud de la flor que crece
y en la gota que se desliza por la verde hoja,
te buscaría en la niebla enroscada en la hierba,
porque el silencio siempre, siempre me habla de ti.

Si alguna vez te perdiera...
te buscaría en los secretos arrecifes de coral,
te buscaría sobre el finísimo párpado del arco iris,
en los cromáticos pétalos de cada orquidea tropical,
porque el color siempre, siempre me habla de ti.

Si alguna vez te perdiera...
la realidad misma me llevaría a ti:
porque luz, agua, aire, fuego y tierra,
porque música, tiempo, silencio y color,
porque todo ello siempre, siempre me habla de ti.

Y es que si alguna vez te perdiera...
le preguntaría por ti a mis mismas lágrimas,
y te buscaría en cada estancia de mi alma,
porque mi ser siempre, siempre me habla de ti,
porque tú me habitas, porque yo soy sólo para ti.