miércoles, 2 de abril de 2008

PARA TI, SIMPLEMENTE

EN MI NOCHE TE HALLÉ

En mi noche te hallé.
Llegaste como un susurro
que prometía el amanecer.
Creciste sobre un silencio
que era un desierto infinito...
falsamente infinito,
pero así lo percibía.

Yo era una sucesión de días
que clonaban su monotonía
en un sucesión de horizontes
que eran siempre el mismo horizonte.
Y mi alma, deshilachada, bebía
de mediocres charcas sin vida,
sorbía turbias aguas negras
que teñían de negro mi alma.
¡Llegó a faltarme el aliento
como le falta el agua a la tierra!
¡Si tú supieras cuánto aprecio,
cuánto aprecio tu compañía!

Mas, si dudo, tú no dudes:
son mis dudas el alimento
que me fortalece en la prueba.
Por ti mi noche es ya recuerdo,
difusa memoria que ya no temo,
vago temor del que no me acuerdo,
sueño que no he de temer ni puedo.