viernes, 5 de noviembre de 2010

SUBORDINADA ADVERBIAL EXTENDIDA
CON CODA PRONOMINAL


Cuando te llamo,
siento que mi lengua de trapo
recobra y hace suyo tu vibrante vigor.

Cuando te acaricio,
siento que mis sedientos dedos
sacian sus anhelos en tus frescas aguas.

Cuando te abrazo,
siento que mis débiles brazos
enraizan profundos en tu carne y tu piel.

Cuando te beso,
siento que mis labios de piedra
palpitan en la cadencia de tu redención.

Cuando cierro mis ojos,
siento que mi pobre alma solitaria
se colma radiante del puro don de tu luz.

Y es que cuando te llamo,
cuando te acaricio,
cuando te abrazo,
cuando te beso,
cuando cierro mis ojos,
yo dejo de ser yo
y tú dejas de ser tú,
y yo paso a ser tú
y tú pasas a ser yo.

¡El gozo reversible e incontenible,
el placer inmanente y permanente
de vivir juntos en los pronombres!