sábado, 6 de octubre de 2007

INTROSPECCIÓN Nº 1

Yo no he andado la noche para perderme en ella;
ni he sufrido el frío interior para helarme ahora;
tampoco mis rodillas han mordido el polvo del suelo
para que me detengan, hoy, el miedo o las dudas.

Porque mantuve el pálpito de mi corazón
frente a una oscuridad profunda que devoraba,
insaciable, las vísceras de mis entrañas.

Y aquí estoy:
recordando lo que he sido,
defendiendo lo que soy,
contruyendo lo que deseo ser.

Y mis sentimientos fluyen,
dejándose llevar,
corriente abajo,
como una almadía sobre las aguas,
en busca del mar...
del blanco mar...
cuyas olas trenzadas de palabras
una y otra vez, correrán,
rítmicamente,
a las playas donde reposarán
para que quien las encuentre
las recoja como conchas,
conchas que atesoran,
en sus cavernas helicoidales,
los ecos de mi persona.