jueves, 24 de enero de 2008

A UN AMIGO

SAHARA, INSIHAR
DESIERTO, FUSIÓN


Quieto, ante la infinidad del desierto,
tus ojos contemplan y se acunan
en continua sucesión de horizontes
que se acumulan como ondas y arena
en un universo que respira y lucha
como un infinito de dunas y roca
que escapa al tiempo y al espacio,
que escapa a toda humana razón.

Sabes que el desierto vive en tu cuerpo,
que su inabarcable esencia arenosa
palpita en tus arterias y tus venas,
respira por tus pulmones de hombre
y llora por tus ojos ensimismados
lágrimas que mutan en solos oasis,
ríos que una vez, ay, una vez fueron:
sabes que tú eres el mismo desierto.

Son rocas del Ahaggar tus huesos,
arenas de mil matices y mil colores,
suaves, finas, tersas, cálidas, tu piel;
y son esbeltas palmeras datileras,
orgullo de la Gourara, tus piernas,
racimos tus dedos, agua tu sonrisa,
simún tu sabiduría, que nos llega
en sabias palabras que saben a miel.

Sahara, insihar, sahara, insihar...


(Dedicado a sadik Djalil, llegado de Argelia,
amante de sus desiertos, montañas y oasis)