miércoles, 30 de julio de 2008

EL LENGUAJE SECRETO DE MI SER


Háblale a mi corazón con suaves palabras,
sólo el conoce el lenguaje secreto de mi ser
y sabrá responderte como sólo tú mereces.

Mírame a los ojos con toda la sinceridad
que es capaz de ofrecer tu transparencia,
te envolverán mis aguas en abrazo sin fin.

Acaricia mi piel con manos de fina arena,
dibuja con tus dedos lo que sientes por mí,
seremos uno en el tacto y el pensamiento.

Háblame, mírame, acaríciame, tú sabes
cómo hablarme, mirarme y acariciarme,
yo deseo tus caricias, miradas y palabras.

Déjame que yo te enseñe el leguaje libre
que gustan de hablar mis pensamientos
y gritar mi corazón, sí, mi mi corazón...

¡Déjame, oh, oh, déjame, déjame, déjame!
Ven, ven, ven a mí, entrégate y ven a mí:
mi felicidad será por siempre tu felicidad.

jueves, 24 de julio de 2008

HÁPAX

Compondré con el amor que por ti siento
un hápax que sea un palíndromo perfecto,
y en el final nuestro principio hallaremos.

miércoles, 9 de julio de 2008

REBELIÓN

No dejaré que me vacíen
para llenarme de ecos y reflejos
en un laberinto sin épica.
No harán de mí un cuerpo vacío,
habitado por la desesperanza.
No permitiré que condenen mi alma
a un silencio eterno y muerto.
No daré culto a la muerte,
esa muerte que absolutizan
como meta y fin del camino.
¡No, no, porque no he nacido
ni fui engendrado para la oscuridad!
No conseguirán los nuevos falsos profetas
que me adore a mí mismo,
que me prosterne ante ese falso dios
que han dado en llamar Progreso.
No deseo ni desearé una humanidad
que sea un olimpo pagano de miles de dioses.
No aceptaré que vampiricen mi destino,
que labraré como hombre libre que soy.
Y mis ojos vigilarán mis derechos,
y mis puños defenderán mi libertad,
y mis piernas correrán sin cadenas.
Y nunca repetiré los idiotas mantras
que vomita perenne el Gran Hermano.
¡Lo gritaré con voz de lava y volcán!
¡Alzaré mi palabra sobre la tormenta!
¡No he nacido para la oscuridad!
¡He nacido para habitar la luz!
Porque soy un soplo de Dios
y palpita en mí la eternidad,
porque soy un soplo de amor
y palpita en mí la divinidad.